You Tube y otros sitios de la llamada Web social, responden a los mismos principios para los cuales fue creada la Red a comienzos de la década de 1990: cooperar, compartir, participar.
Lo interesante de este tipo de propuestas, en las que participan millones de personas en todo el mundo, es que generan una nueva dinámica socio-cultural y política. Hoy cualquier persona que tenga acceso a una computadora conectada a Internet puede publicar y difundir las imágenes, sonidos y textos que desee, sean o no de su creación, de un modo sencillo y gratuito. Como consecuencia de esto, se empieza a consolidar un nuevo modelo de comunicación social en la que los mass-media ya no tienen el monopolio de la palabra y la imagen pública.
You Tube se ha constituido como una suerte de gran archivo audiovisual en donde podemos encontrar desde video caseros a obras cinematográficas clásicas, difíciles de conseguir por otras vías. El hecho de que la calidad de reproducción de las imágenes sea baja, mitiga las protestas por el no respeto de los derechos de autor. Un escaparate que no pasa desapercibido para las empresas, instituciones públicas y partidos políticos quienes comienzan a utilizar este espacio para difundir videos de sus actividades. La fragmentación de la audiencia en la Web hace muy difícil evaluar el alcance social, político y cultural que puede alcanzar esta práctica todavía incipiente.
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