26 marzo, 2010

Según pasan los años : Apuntes acerca de como los medios digitales modifican nuestros modos de relacionarnos

Hace poco tiempo, menos de dos décadas atrás, escribíamos y recibíamos cartas manuscritas que tardaban varios días en llegar a destino. En Buenos Aires y alrededores, hablar por teléfono, muchas veces, era más una cuestión de suerte que de voluntad. Días de teléfonos descompuestos y escasos (conseguir una línea fue durante muchos años una misión imposible) que hacía que muchas veces fuera más rápido, y sin duda más efectivo, acercarse hasta el domicilio del destinatario de la llamada que seguir buscando un teléfono que funcionara. Solución especialmente conveniente para personas impacientes. Otra posibilidad era sencillamente no llamar o, en casos de extrema necesidad, enviar una nota escrita por mensajero o correo. Salvo unos pocos expertos, todavía nadie había oído hablar de internet y tampoco era fácil imaginar que una década después, la aburrida computadora personal que ya por entonces ocupaba el escritorio de la oficina, nos permitiría comunicarnos de forma instantánea con personas situadas en cualquier país del mundo, por escrito, oralmente, e incluso por videoconferencia. Menos aún podíamos sospechar que dispondríamos de un teléfono de bolsillo para hablar con quien queramos de forma instantánea desde casi cualquier lugar y, con el mismo aparato enviar y recibir mensajes escritos, tomar y enviar fotos u oír música, entre tantas otras funciones. Así es como la misma persona que a finales de los ochenta se desesperaba para hablar por teléfono y aguardaba con ansiedad cartas de amigos y familiares que estaban lejos, hoy se siente feliz, aunque muchas veces abrumado, ante el aluvión de mensajes escritos que recibe en su computadora y por las continuas llamadas que tiene en el celular. A veces, todavía busca resguardo en las sonrisas y en las miradas de los amigos en una charla de café.

¿La sociedad de la información se puede medir?

Informe "Measuring the Information Society 2010" de ITU (organismo de las Naciones Unidas encargado de las telecomunicacions) ¿La sociedad de la información se puede medir por el número de conexiones de teléfono, banda ancha, teléfonos celulares, etc? Sea como sea, los datos que brinda el informe son interesantes para comprender los intereses que existen alrededor de la continua promoción de los usos sociales de los medios digirales. Un cálculo sencillo. En la Argentina se calcula en algo más de 40 millones los aparatos celulares activos, si cada uno de ellos consumiera servicios por un valor promedio 4 euros mensuales (alrededor de 22 pesos - Probablemente la cifra sea mayor) la facturación mensual sería de 160 millones de euros. A esto que hay que añadir el valor de los equipos, en continua renovación. Las telecomunicaciones son uno de los sectores más dinámicos de la economía mundial. Uno de sus principales fortalezas radica en la imagen de modernidad y de progreso cultural y civilizatoria que ha conseguido consolidar en el imaginario social.

CiberAntropología

Cada vez es más frecuente el interés de antropólogos, psicólogos, sociólogos y otros profesionales por las relaciones sociales y personales mediante la utilización de medios digitales. Página 12 publicó hace unos días una entrevista a Marián Moya, Carlos Reynoso y Jorge Miceli, tres antropólogos que centran su trabajo en el desarrollo de las redes sociales y otras aplicaciones y usos de Internet en la cual cuestionan que la revolución tecnológica siga un patrón lineal y evolutivo, "con perspectivas auspiciosas en la búsqueda de equidad". Leer entrevista completa

15 marzo, 2010

Internet ante su encrucijada

Desde hace algunos años el uso de Internet se ha naturalizado. El correo electrónico, el chat y más recientemente las redes sociales son formas de comunicación cada vez más habituales entre personas de diferentes edades y sectores sociales, en especial entre los jóvenes. Ha pasado el tiempo en que tener una dirección de correo electrónico estaba reservado a un grupo más o menos numeroso de privilegiados. La gran expansión que tuvieron en su momento los cibers y el progresivo descenso de los precios de las computadoras y de las tarifas de conexión facilitaron la integración de Internet en la vida cotidiana de muchos de nosotros. Millones de usuarios de la red no nos conformamos con ser consumidores pasivos de contenidos y, aprovechamos las posibilidades y versatilidad de los medios digitales para crear y compartir imágenes, textos, música y videos a través de Internet. El desarrollo tecnológico hace que actualmente el dispositivo de comunicación sea casi irrelevante. Puede ser una PC, una computadora portátil o un celular de última generación: lo fundamental es la calidad de conexión a la red. En este contexto resulta auspicioso el crecimiento del número de conexiones de banda ancha que se ha registrado en los últimos años. Hoy algo más del 28% de los hogares de la Argentina dispone de este tipo de conexión. Sin embargo, esta cifra es todavía limitada ante el 64% de hogares suscriptos a un servicio pago de televisión o las más de 35 millones de líneas activas de telefonía celular. ¿Cuál es la causa de la menor difusión de Internet? En repetidas ocasiones se utiliza como explicación la “brecha digital”, desigualdad de acceso a la Red cuya reducción es considerada por distintos organismos multilaterales y gobiernos como un medio para combatir la pobreza y favorecer el progreso social y económico. Simplificación que se apoya más en deseos o intereses que en datos concretos. ¿Acaso en los países con un alto nivel de conectividad se verifica un descenso en los índices de pobrezay de desigualdad atribuible al uso de Internet? En contadas ocasiones, en cambio, se señala la posibilidad de que Internet resulte poco atractiva para un porcentaje significativo de la población. El precio no parece el motivo principal al menor índice de conectividad de los argentinos respecto a otros medios. Recordemos que en las principales ciudades del país es posible disponer de conexión de banda ancha por algo más de la mitad de lo que vale el abono básico a la televisión por cable y que se puede adquirir una computadora de escritorio por un precio equivalente o menor al de un televisor. Lo cierto es que no todas las personas están dispuestas a pagar por algo si no lo encuentran verdaderamente útil para sus vidas. Quizás llegue el día en el que aceptemos que Internet es nada más y nada menos que un maravilloso canal de comunicación entre los seres humanos y no una suerte de panacea universal.
Diego Levis , 2010
diegolevis@gmail.com