20 noviembre, 2010

Velocidad, emoción y falta de reflexión. El control a través del miedo

Entrevista a PAUL VIRILIO: “Siempre se infunde miedo en nombre del bien” "(...)Si tomamos como referencia la Revolución Industrial nos encontramos con la estandarización de los productos, lo que llamamos la industria, y también de las opiniones. A través del desarrollo de la prensa y de los medios de comunicación se operó una uniformización de las opiniones públicas. Ahora, hoy, con la interactividad, ya no se trata más de la uniformización de las opiniones, sino de la sincronización de las emociones. Estamos ante una sociedad en donde la comunidad de emociones reemplaza la comunidad de intereses. Se trata de un acontecimiento político prodigioso. Las sociedades vivieron bajo el régimen de la comunidad de intereses, de allí la estructura de las clases sociales, los ricos y los pobres, el marxismo, etc., etc. Hoy vivimos bajo el régimen de una comunidad de emoción, estamos en lo que he llamado un comunismo de los afectos: resentir la misma emoción, en el mismo instante. (...)" "(...)La democracia es la reflexión común y no el reflejo condicionado. No existe opinión política sin una reflexión común. Pero hoy lo que domina no es la reflexión sino el reflejo. Lo propio de la instantaneidad consiste en anular la reflexión en provecho del reflejo.(...)" Leer entrevista completa

12 noviembre, 2010

Halografía animada: tecnoespectáculo pop en estado puro

Hatsune Miku: una estrella pop sin problemas emocionales ni adicciones de ningún tipo.

ENTREVISTA A NICHOLAS NEGROPONTE: EL PADRE DEL PROYECTO 'UN ORDENADOR POR NIÑO' HABLA DE CÓMO LA TECNOLOGÍA HA CAMBIADO LOS MEDIOS, LA POLÍTICA, LA SOCIEDAD Y LA CULTURA MUNDIAL.

Publicada originalmente en El País

El arquitecto y evangelizador  tecnológico puso en marcha un centro tecnológico de referencia mundial,  el MediaLab del MIT, en Boston. Desde hace más de una década ha hecho de  la educación su bandera. Su última cruzada fue la creación de un  ordenador de reducidas dimensiones y menos de cien dólares para los  niños en países pobres. Esta labor ha sido reconocida con un doctorado  honoris causa por la Universidad Camilo José Cela de Madrid.