27 diciembre, 2008

El mapa de la red

Hace algunos años participé en la producción de una exposición sobre redes realizada por la Dra.Amparo Moreno, catedrática de Historia de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona (Amparo Moreno -junto a Giuseppe Richeri- es uno de los dos profesores que más influenciaron en mi formación). La idea de la exposición era mostrar el despliegue territorial de las redes de servicios públicos, de transporte y de comunicación en España, en Europa y el mundo. Los mapas revelaban que el reparto de todas las redes repetía un esquema similar con una mayor concentración alrededor de los países más poderosos de Europa (Gran Bretaña, Francia y Alemania) y de Estados Unidos, confirmando el desplazamiento del centro desde Europa a Estados Unidos a partir de mediados del siglo XX.
La estrucutura de Internet repite esta misma tendencia (Estados Unidos y Canadá representan el 55,9 % de la Red y Europa el 25,5 %). Los mapas de la red muestran con claridad las diferencias que existen entre las distintas regiones del mundo

Mapa de IP según regiones geográficas

14 diciembre, 2008

Tecnohumanos: Con motivo de la salida de "La condición posthumana"

¿Análogicos? ¿Digitales? ¡Biológicos!

¿Pero hasta cuando?

A lo largo de los siglos los seres humanos nos hemos valido de diversos de dispositivos tecnológicos para mejorar, aumentar o regular nuestras capacidades. Hemos creado el vestido para protegernos del frío, del viento y del sol y por medio de herramientas e instrumentos creados por nosotros hemos aumentado artificialmente nuestra capacidad física para proveernos alimento y refugio. Mazas y martillos nos ayudan a golpear con mayor fuerza, anteojos con lentes de aumento nos permiten ver aquello que nuestra vista no alcanza distinguir con suficiente claridad, inventamos micrófonos y altavoces para potenciar nuestra voz, dentaduras postizas, brazos y piernas ortopédicas de creciente sofisticación técnica, audífonos y otras prótesis de diferentes tipos para reparar o mejorar artificialmente las funciones de un órgano o de un miembro de nuestro cuerpo (o parte de él).

Los avances de la biotecnología, complementados por el proceso de miniaturización de los dispositivos electrónicos y el desarrollo de materiales bien adaptados al organismo humano, y el perfeccionamiento de las técnicas de implante están impulsando la creciente incorporación dentro de nuestro organismo de elementos maquínicos, proceso iniciado hace medio siglo con el marcapasos eléctrico, preanunciando el nacimiento del cyborg, integración hombre-máquina imaginada por la tecnociencia hace ya algunas décadas.

En este contexto la computadora aparece alternativamente como extensión de nuestra mente o como un sistema teleológico complejo al que se le atribuye cualidades biológicas, en especial “inteligencia” – recordemos que el hombre, desde la antigüedad, ha anhelado crear seres artificiales.

El uso de computadoras y otros dispositivos digitales en muchas de nuestras actividades cotidianas se ha naturalizado, a tal punto que en muchas ocasiones no podemos concebir nuestra vida sin ellos. Los medios de comunicación social contribuyen de forma activa a promocionar el uso de Internet, la telefonía celular y otras aplicaciones digitales. La tecnología se presenta en el discurso de los medios como elemento clave de transformación social, cultural económica. Miles, millones de personas responden, día a día, a la anunciada “buena nueva digital” y se suman a los usuarios de las aplicaciones y servicios informáticos y telemáticos más promocionados. La promoción acrítica de innovaciones tecnológicas de diverso y discutible interés es constante en los medios que no pierden ocasión para referirse a algún nuevo o no tan nuevo uso social de las tecnologías digitales como un fenómeno cultural de gran potencial transformador, cuando no revolucionario. Usos que, una vez pasada la ola de estas promociones paracomerciales, muchas veces quedan en el olvido o sencillamente se consolidan como una práctica corriente de miles o millones de personas, en cuyas vidas rara vez se producen las transformaciones anunciadas.

De este modo, a la espera de que la máquina se integre en nuestros organismos, creamos una estructura económica y social que tiende a estar controlada y regulada por máquinas en las que delegamos funciones humanas.

La pregunta que se plantea hoy en día ya no es si la máquina llegará a sustituir al ser humano, si no de que modo se integrarán los componentes maquínicos y orgánicos en el tecnohumano del futuro.



Un libro para disfrutar y pensar.


Hace días se publicó La condición poshumana: camino a la integración hombre-máquina en el cine y en la ciencia (Editorial Cinema), primer libro de Santiago Koval, discípulo y amigo de fina inteligencia y enorme talento, que tuve el placer de prologar.
Se trata de un texto intenso y riguroso, que aborda el encuentro del cuerpo con la máquina y de la máquina con el cuerpo y los imaginarios que alimentan estos encuentros y su representación en el cine
Leer el estudio preliminar de Diego Levis
Leer el prólogo de Santiago Koval


Santiago Koval es Licenciado en Comunicación por la Universidad de San Andrés. Actualmente es profesor de "Taller Multimedia" de la Licenciatura en Gestión de Medios y Entretenimientos de la U.A.D.E

Reseña en Revista Ñ (6 de diciembre de 2008)

02 diciembre, 2008

Medios informáticos e innovación sociocultural: entre la libertad y el control social

Los medios informáticos están produciendo transformaciones en nuestros modos de comunicarnos y de relacionarnos con la realidad, en nuestros modos de crear y en los modos en que controlamos nuestro entorno y somos controlados. Vivimos rodeados de pantallas electrónicas. Su presencia luminosa nos acompaña en donde estemos a lo largo del día y de la noche. Pantallas en nuestras casas, pantallas en nuestro trabajo, pantallas en la calle, en los estadios deportivos, en los espectáculos musicales y en los actos políticos, en bares y discotecas, pantallas en los bancos y en los transportes públicos, en el supermercado, en el metro, en el coche y en las escuelas y pantallas en nuestras carteras y en nuestros bolsillos. Siempre está presente el resplandor hipnotizante de la pantalla electrónica de un medio informático. En un segundo plano, alguna cámara registra lo que sucede a nuestro alrededor. ¿Estaré cayendo en una suerte de ciberparanoia?

Pantallas, cámaras y sistemas informáticos crean una estimulante sensación de libertad que oculta el gran panóptico digital dentro del cual vivimos.

Artículos de interés:

01 diciembre, 2008

Facebook: Un fabuloso mecanismo de control social.

¿Porqué tanto revuelo alrededor de Facebook y otros sitios similares? ¿Cuál es el interés de los grandes grupos de comunicación en promocionar estos espacios? ¿Tendrá algo que ver el hecho de que se trata de fabulosos mecanismos de control social, o cuanto menos de recolección de información personal? ¿Acaso existe manera más fácil y barata de conocer los gustos personales y comportamientos y grupos de pertenencia de millones de personas con nombre, apellido y ciudad de residencia? El perfeccionamiento del panóptico reside en conseguir que quién esté dentro haya ingresado voluntariamente en él y no tenga presente que siempre hay alguien observándolo.



Ahora bien ¿Cuál es el atractivo que encuentran millones de aficionados a este tipo de aplicaciones de la red en estar permanentemente expuestos a la mirada y el juicio de conocidos y extraños? ¿Será acaso que finalmente todos sentimos la pulsión narcisista de mostrarnos sin importarnos que mostramos? ¿Descubrirá la vidriera o escaparate digital que en realidad el resguardo de la intimidad es, o más bien era, una construcción social y cultural producto de una pacatería impuesta desde el poder? ¿Qué ha cambiado para que desde los grandes medios de comunicación y desde ciertos sectores académicos, unos y otros tan vinculados a otros poderes, se anime ahora a la exposición desinhibida de nuestros logros, de nuestras miserias, de nuestros cuerpos e ideas, de nuestros deseos, recuerdos y frustraciones, de nuestros amigos y de nuestros enemigos, de nuestras tonterías, de nuestros gustos, del color de nuestro dormitorio, de la forma de nuestro pie y del zapato que usamos, de nuestras extrañezas y aficiones? Toda nuestra vida expuesta sin pudor en una ilusión de transparencia incapaz de revelar más que una capa superficial de quienes somos.
La gran duda es saber si perdidos en la complacencia que nos produce nuestra propia imagen en el espejo generado en la pantalla, no hayamos perdido nuestro rostro en el "libro del rostro" que nos ofrece la red. ¿O quizás lo cierto sea, como señala un reciente estudio de la Universidad de Los Angeles (UCLA), que las redes sociales como Facebook, Turingo y otras similares contribuyen a que los jóvenes construyan su identidad?
Artículos sobre redes sociales publicados en la prensa

La televisión después de la televisión - ( I )

Hace cerca de un mes y medio fui los invitados a hablar en el “Primer Encuentro Iberoamericano de Comunicación: lo digital y la digitalización”, organizado por el Sistema Nacional de Medios Públicos en Canal 7 (14 y 15 de octubre). El tema central de la convocatoria era la televisión digital terrestre llamada a reemplazar los viejos sistemas de transmisión hertziana.
La convocatoria de público fue importante. Tuve el honor de compartir la mesa con Octavio Islas, con Guillermo Mastrini, Henoch Aguiar y Emili Prado, quien fue profesor mío hace más de veinte años en Barcelona. El coordinador fue Beto Quevedo.
Títulé mi charla "Crónica de cómo la televisión empieza a perder el predominio audiovisual en el hogar"
Comencé relatando el modo en el que la televisión, durante las décadas de 1950 y 1960, reemplazó a la radio como centro del entretenimiento doméstico- La sucesiva entrada en el hogar de las consolas de videojuegos, la videograbadora y posteriormente de la computadora multimedia conectada a Internet y en los últimos años de dispositivos digitales multifunción como los celulares, los lectores portátiles de DVD y MP4 han ido cuestionando el casi monopolio del que gozaba décadas atrás la televisión como eje central del entretenimiento audiovisual doméstico. A la competencia de nuevos formatos audiovisuales y de pantallas alternativas, se une además la facilidad que ofrecen los dispositivos informáticos para crear, realizar, difundir y ver contenidos alternativos por fuera del control de la industria de la televisión, que observa con desconcierto como la progresiva migración del público hacia otras pantallas indica la perdida inexorable del predominio casi absoluto que tuvo hasta no hace mucho .
En este contexto, la televisión digital terrestre, aparece como una oportunidad para la industria audiovisual para actualizar su oferta, generando nuevos servicios y modalidades de recepción (algo similar a lo que significaron en la década de 1980 la televisión paga y la televisión satelital multicanal) que le permitan competir contra la multiplicación de pantallas y de contenidos independiente. Una apuesta necesaria e imprescindible para las industrias del sector, pero arriesgada, ya que en el proceso sociocultural acelerado que atravesamos, es difícil prever cuales serán los nuevos hábitos de ocio y uso del tiempo libre, que terminarán por consolidarse social y culturalmente.

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