Durante los últimos tres meses participé como ponente en siete congresos y seminarios referidos a distintos aspectos de la tecnosociedad, además de presentar dos libros y dar un curso de doctorado y seguir redactando mi nuevo libro que ya lleva al menos un par de meses de retraso. En estos encuentros hablé sobre diferentes cuestioness: Arte, audiovisual, educación, escritura en el chat y otros usos cotidianos de computadoras y redes.
Además estuve leyendo a nuevos autores que renuevan las ya clásicas mistificaciones alrededor de las TIC, después de todo son tiempos de colonización digital, y también leí un libro no tan nuevo de un autor argentino que, siendo profesor de una materia que trata sobre tecnocultura y sociedad en una muy importante universidad del país, reivindica, desde un neoromanticismo preindustrial, al movimiento ludita de principios de la revolución industrial y se vanagloria de su rotundo rechazo a Internet, lo cual me produce una gran perplejidad. Buen modo de formar a nuestros estudiantes para la comprensión del mundo en el que viven y vivirán. ¡Así se construye una nación !!! Otras perplejidades:No deja de sorprenderme que más allá de los repetidos artículos periodísticos sobre uso generalizado de computadoras y redes (de sus bondades y peligros), de las campañas oficiales para facilitar la compra y el acceso a estas tecnologías (p.e. campaña mi PC y el programa de alfabetización digital en Argentina) en estos últimos meses noté que muchas de las personas presentes en mis charlas (pertenecientes, en su enorme mayoría, al ámbito académico), sin llegar a las posiciones luditas del docente aludido, se muestran en algunos casos recelosas y en otros incómodas, perplejas ante la trascendencia sociocultural e incluso económica que se le otorga a las TIC . Lo más curioso es que en numerosos casos esta perplejidad la transmitían e incluso la expresaban personas que habitualmente utilizan estas tecnologías en su trabajo y en su vida cotidiana.Pienso que debemos modificar el modo en que pensamos las TIC. Es importante que abandonemos las grandes promesas, las aseveraciones grandilocuentes (luditas y tecnopositivistas comparten el mismo esquema de pensamiento binario) y reflexionemos acerca del modelo de sociedad al que aspiramos y que a partir de ahí imaginemos para pueden ser realmente significativas estas tecnologías. Si no lo hacemos, permaneceremos como rehenes del mandato que nos imponen las grandes compañías del sector, incluso sin saber que lo somos.
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