14 agosto, 2010

Fascinados por el brillo de las etiquetas, olvidamos el sentido de las palabras


Los inmigrantes no suelen ser bien recibidos
Entre la fascinación por las etiquetas y el olvido del valor simbólico de las palabras con que designamos la realidad.
¿Alguien se puso a pensar lo que connotan "nativo", "inmigrante","bárbaro", "punk" y otras marcas que alegremente repetimos para designar usos y prácticas sociales y culturales plenamente integradas en la sociedad hiperconsumista que supimos construir y que con satisfacción o conformismo sostenemos?


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante propuesta la de pensar en el significado real de ciertas palabras - lo que esconden y dejan ver - a la vez que revisar nuestras propias prácticas, particularmente en lo que respecta a la denominación de "nativos" e "inmigrantes" digitales y su aplicación en el contexto de las Tics, sumado también al valor de las imágenes como contribución a su representación.

La imagen que acompaña este post ofrece una mirada discriminatoria del inmigrante ...pero ¿Qué ocurriría si la imagen fuera la de un ¿profesional maduro? - aunque inmigrante digital - en actitud exitosa?

...¿Son las palabras al igual que las tecnologías de la información y la comunicación lo que hacemos de ellas?

Gracias por sus aportes,
Laura

Anónimo dijo...

La imagen del post ilustra un aspecto de una realidad social y política caracterizada por la discriminación y el rechazo a los otros. Los centros de concentración/detención de "sin papeles" en España e Italia, las decenas, quizás centenares de muertos, ahogados en su intento de entrar a España desde Africa, los muertos en la frontera de México y EEUU, las leyes discriminatorias en Europa y en varios estados de Estados Unidos muestran parte del trato que los "nativos" reservan a los inmigrantes. La adecuación de un termino previo, cargado de significado, para designar otro fenómeno, situación u objeto no es, no puede ser, inocente. Concuerdo con el autor de la nota: No debemos dejarnos confundir por el brillo de los carteles de propaganda.
Raúl