Hace unos meses leí "Ciberprometeo" un libro de Hervé Fisher, un canadiense dedicado a los acatares del multimedia que se define como artista y como filósofo (si filósofo es todo aquel que escribe una linea con su pensamiento sobre algún tema, aún cuando no siga regla alguna de argumentación lógica, ni ofrezca una proposición lógica, el autor efectivamente es un filósofo, condición que no agrega ni saca nada al interés y calidad de su obra) . El libro de Fisher renueva las cadencias del discurso tecnoposivista de la cibercultura de principios de los noventa (pero sin la candidez de aquellos que se veían como los avanzados de la nueva frontera de Utopía) La prosa es atractiva y el tono contracultural de la exposición hace pensar que el autor tiene una mirada crítica acerca de la tecnocultura dominante. Sin embargo sus dichos, en algunos pasajes ponen los pelos de punta (al menos a mí me los pusieron). Mientras el mundo se debate en la violencia de las armas, de ls desigualdad olvidada y por ello cada vez más atroz, en la incertidumbre del cambio climático, en la perdida de referentes éticos, el autor relata el panagérico de la "salvación" digital reflejando una visión del mundo que rememora "El mundo feliz" de Huxley y "1984" de Orwell y recupera algunas de las aspiraciones de ciertos movimientos político-sociales que asolaron el mundo durante el siglo XX. Cabe la posibilidad que todo el libro no sea más que un juego de ironías mal expresadas (lo cual, salvo pasajes ciertamente ambiguos, no se desprende de la lectura de texto pero que uno desea imaginar, tal es el estupor que me produjeron algunas de las afirmaciones y argumentos del autor)
Transcribo extractos del subcapítulo del libro de Fisher titulado "Un planeta inacabado" (p.112 y 113) y el incio de "El Sueño de los gurués " p.113
La Tierra misma debería repensarse completamente, para hacer de ella un planeta inteligente, donde controláramos las aberraciones meteorológicas o sísmicas, la calidad del aire, del agua, de la temparatura, de la fauna y de la flora - y también de los habitantes. Vivimos sobre una bola de fuego cuya cáscara es ligera y frágil, que podría ofrecernos un poder energético extraordinario, aún apenas explotado ¡Qué se levanten, finalmente, los nuevos Leonardo Da Vinci digitales, para concebir un nuevo diseño, recombinar los algoritmos!
(...) ¡Y si esto no basta, qué esperamos para modificar el algoritmo genético desde la hierba para que crezca entre verdes pasturas entre la arena de las dunas del desierto! (...) ¿O no habría que pensar acado en la posibilidad de desalar los mares, controlando a adaptación genética de las especies? ¿Por qué no planificamos fábricas gigantescas para producir píldoras suaves de algoritmos alimenticios? (...)
(...) Podríamos prolongar la vida humana hasta los docientos años o más gracias al control de la programación celular, y neutralizando los procesos biológicos de nuestro envejecimiento. Podríamos bloquear este envejecimiento a edades variables según necesitemos deportistas, soldados, sabios, etc. la ley enmarcaría eventualmente este tipo de opciones
Podríamos poenr fin a las hambrunas de lospaíses del Sur gracias a los OGM que porduzcan cosechas abundantes.
El hiperliberalismo y las multinacionales garantizaría una repartición equitativa de las riquezas. (...)
(...) Podríamos armonizar las relaciones entre los humanos gracias a la ciberdemocracia.
Podríamos expandir en todo el mundo los beneficios de la educación y el aprndizaje gracais al e-learning (..)
(..) Y conectándonos de manera permanente gracias a un microchip injertado cerca de nuestro cerebro podríamos aumentar hasta el infinito nuestro poder de pensamiento, nuestra memoria, nuestra efuicacia enuna inteligencia conectiva y compartida (...) cerebro panetario global que garantice nuestra integración social, nuestra felicidad, nuestro poder y nuestra eficacia colectiva invencible (...)
El sueño de los gurués
¿Cuándo los informáticos se van finalmente a despertar, a tomar conciencia de la tarea entusiasta que los espera y actuar? ¡Qué procedan los informáticos! ¡El estado actual de la Tierra es una verguenza!
(...) Todo queda por hacer, o casi, cosas que nosotros ni siquiera sabemos aún imaginar ¡Vivimos en un planeta apenas esbozado, terriblemetne inacabado! Y en unos cientos de años tendremos vergüenza de haber dejado así sin audacia y sin imaginación durante tanto tiempo a nuestro planeta. Tomaremos conciencia con nuestro amento en poder, de la urgencia de hacer de él un smart, sweet home for all of us (...)